A medida que los niños van creciendo va cambiando la manera en que cuidamos de ellos. Al principio es todo más físico. Empleamos nuestro tiempo y energía en abastecer sus necesidades físicas, como darles de comer, conseguir que duerman, jugar con ellos... Incluso el afecto es muy físico, y se demuestra mucho con besos, abrazos, caricias. Los bebés buscan mucho contacto físico con sus padres, hermanos y abuelos.
Pero cuando nuestros hijos se van haciendo mayores, pasamos a otras etapas. No dejan de ser físicas, porque seguimos proveyendoles de todo lo necesario y besandoles y abrazandoles, pero por ejemplo ya se puede expresar afecto de forma verbal ("Mami te quiero"), y los padres tenemos que ponernos las pilas en el apartado emocional.
Mi pequeña hispanobúlgara, a sus seis años y medio, está metida de lleno en lo que yo llamo preadolescencia (aún no lo es, pero se le parece). De súbito parece que todas las emociones se le han desbocado, y no tiene todavía mucha habilidad para mantenerlas controladas.
Esto se manifiesta en forma de fuertes explosiones emocionales, cualquier cosa puede prender la mecha sin previo aviso y empieza un festival de alaridos, lágrimas de cocodrilo, portazos, al tiempo que grita cosas como "¿Por qué me haces esto?", "En esta casa nadie me entiende!", "¿Por qué me obligas a hacer eso?" o el siempre socorrido "Nadie me quiere!", con entonación muy dramática. A veces el show incluye algo de violencia física, bien hacia objetos (preferentemente juguetes de su hermano), bien hacia mi maltrecha persona.
Cuando no nos ameniza con el show completo, su actitud es algo picajosa y desafiante. Se parece a la de Riley, la protagonista de Inside Out, aunque ella tiene 11 años, la edad a la que según los expertos empieza la preadolescencia en realidad. Así que mi bulgarita debe ser, imagino, pre-pre-adolescente o algo así.
Ante esta situación, hay dos cosas que nos están funcionando bastante bien:algo de disciplina (nada fuera de lo normal, sólo algunas normas de convivencia y comportamiento), y la asignación de tareas. Obviamente me refiero a tareas adecuadas para su edad, y concebidas únicamente como beneficio para ella. Son pequeñas cosas que a mi no me quitan mucho trabajo, es más, a veces tengo que ir luego yo a escondidas, deshacer lo que ha hecho, y hacerlo bien. Pero creo que a ella le vienen muy bien.
¿A qué tareas me refiero? Cositas pequeñas y sencillas de realizar, pero que implican un hábito y cierta constancia:
¿Qué beneficios le aportan estas pequeñas tareas?
En mi humilde opinión de novata en estas lides, me parece que fomentan la responsabilidad. Ella sabe que si no riega las plantas se van a morir. Que si no hace los deberes la profesora la reprenderá. Que si no recoge lo que desordena, nadie lo hará por ella y no encontrará nada entre el caos. En suma, que hay consecuencias.
Fomentan asimismo la constancia. De nada sirve que este mes riegue las plantas si el mes que viene no lo hace. Se morirán igual.
Evitan el aburrimiento. Cuando ya nada de lo que tiene la entretiene, ayuda mantenerla ocupada aunque sea doblando calcetines conmigo o medir ingredientes para hacer galletas.
Aprende obediencia. No quiero que sea un cordero diciendo que sí a todo, pero es un hecho que a lo largo de nuestra vida todos tenemos que obedecer a alguien, siempre hay normas que cumplir. De pequeños obedecemos a nuestros padres, más adelante hacemos lo que nos piden los profesores en el colegio, y de adultos hay que llevar a cabo las tareas que nos encomienda el jefe y cumplir la ley.
También la entrenan para el futuro. Cuando sea adulta yo no podré ir detrás de ella para supervisar que no olvide cosas, ni sacarle las castañas del fuego cada vez que meta la pata.
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¿Cómo se toma ella estas tareas?
Según el día. Algunas las hace de forma automática y sin problemas. Otras, por fáciles que sean, le causan fastidio y gasta mucha energía resisitiéndose a llevarlas a cabo, como por ejemplo hacerse la cama, que es una batalla diaria. Digo yo que sería más rápido hacerla en un pis pas y todos felices, pero no, se pasa media hora lamentandose y quejandose de que la tenemos esclavizada. A menudo me siento tentada de hacerle la cama yo y ahorrarme el dramón, pero a la larga sería peor.
Otras veces se muestra colaboradora y feliz, y es un placer hacer cosas con ella; las dos lo pasamos bien y encima vamos adelantando tareas mientras charlamos.
En general, creo que es bueno para los niños tener la responsabilidad de llevar a cabo algunas tareas en el hogar. El papel de los padres, en mi opinión, es variado. En primer lugar hay que decidir qué tareas se les piden a los hijos, y a qué edad. Esto dependerá de cada niño y de cada familia.
Los padres también debemos sabermantenernos firme ante la rebeldía, porque si cedemos a un drama por no hacerse la cama, sentamos precedente. A ver, no pasa nada si un día mi hija no se hace la cama, pero no puedo permitir que utilice malos modos para librarse de hacer estas cosas por sistema.
La clave está en el diálogo. A esta edad ya pueden razonar bien, pueden entender que un hogar es una pequeña sociedad en la que cada cual tiene su papel. Yo a mi hija le digo a menudo que un bebé grita y llora porque no sabe expresarse de otro modo, pero que los niños mayores deben usar las palabras.
Y sí, hay que hablar mucho para enseñarles a gestionar sus emociones. Hablar es importante, porque como dice Shrek, "mejor fuera que dentro", y creo que es más fácil explotar si uno se guarda cosas. Sé que esto va para largo; mientras tanto, mi tarea como madre es tener mucha paciencia, darle un buen ejemplo de comportamiento, y acompañarla en el proceso. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero lo hago lo mejor que sé.
¿Cómo os organizáis en casa? ¿Los niños tienen alguna pequeña responsabilidad para echar una mano con las tareas domésticas? Y vosotr@s en su día, ¿ayudabais también en casa?
Pero cuando nuestros hijos se van haciendo mayores, pasamos a otras etapas. No dejan de ser físicas, porque seguimos proveyendoles de todo lo necesario y besandoles y abrazandoles, pero por ejemplo ya se puede expresar afecto de forma verbal ("Mami te quiero"), y los padres tenemos que ponernos las pilas en el apartado emocional.
Mi pequeña hispanobúlgara, a sus seis años y medio, está metida de lleno en lo que yo llamo preadolescencia (aún no lo es, pero se le parece). De súbito parece que todas las emociones se le han desbocado, y no tiene todavía mucha habilidad para mantenerlas controladas.
Esto se manifiesta en forma de fuertes explosiones emocionales, cualquier cosa puede prender la mecha sin previo aviso y empieza un festival de alaridos, lágrimas de cocodrilo, portazos, al tiempo que grita cosas como "¿Por qué me haces esto?", "En esta casa nadie me entiende!", "¿Por qué me obligas a hacer eso?" o el siempre socorrido "Nadie me quiere!", con entonación muy dramática. A veces el show incluye algo de violencia física, bien hacia objetos (preferentemente juguetes de su hermano), bien hacia mi maltrecha persona.
Escena habitual en nuestro hogar multicultural.
Cuando no nos ameniza con el show completo, su actitud es algo picajosa y desafiante. Se parece a la de Riley, la protagonista de Inside Out, aunque ella tiene 11 años, la edad a la que según los expertos empieza la preadolescencia en realidad. Así que mi bulgarita debe ser, imagino, pre-pre-adolescente o algo así.
Ante esta situación, hay dos cosas que nos están funcionando bastante bien:algo de disciplina (nada fuera de lo normal, sólo algunas normas de convivencia y comportamiento), y la asignación de tareas. Obviamente me refiero a tareas adecuadas para su edad, y concebidas únicamente como beneficio para ella. Son pequeñas cosas que a mi no me quitan mucho trabajo, es más, a veces tengo que ir luego yo a escondidas, deshacer lo que ha hecho, y hacerlo bien. Pero creo que a ella le vienen muy bien.
¿A qué tareas me refiero? Cositas pequeñas y sencillas de realizar, pero que implican un hábito y cierta constancia:
Hacerse la cama.
Llevar los platos sucios al fregadero.
Poner la mesa.
Recoger lo que desordena.
Regar las plantas.
Hacer los (pocos) deberes que le ponen en el colegio.
Prepararse la ropa y la mochila para el día siguiente.
Echar la ropa al cesto de la ropa sucia.
Ayudarme a limpiar el polvo o barrer.
¿Qué beneficios le aportan estas pequeñas tareas?
En mi humilde opinión de novata en estas lides, me parece que fomentan la responsabilidad. Ella sabe que si no riega las plantas se van a morir. Que si no hace los deberes la profesora la reprenderá. Que si no recoge lo que desordena, nadie lo hará por ella y no encontrará nada entre el caos. En suma, que hay consecuencias.
Fomentan asimismo la constancia. De nada sirve que este mes riegue las plantas si el mes que viene no lo hace. Se morirán igual.
Evitan el aburrimiento. Cuando ya nada de lo que tiene la entretiene, ayuda mantenerla ocupada aunque sea doblando calcetines conmigo o medir ingredientes para hacer galletas.
Aprende obediencia. No quiero que sea un cordero diciendo que sí a todo, pero es un hecho que a lo largo de nuestra vida todos tenemos que obedecer a alguien, siempre hay normas que cumplir. De pequeños obedecemos a nuestros padres, más adelante hacemos lo que nos piden los profesores en el colegio, y de adultos hay que llevar a cabo las tareas que nos encomienda el jefe y cumplir la ley.
También la entrenan para el futuro. Cuando sea adulta yo no podré ir detrás de ella para supervisar que no olvide cosas, ni sacarle las castañas del fuego cada vez que meta la pata.

¿Cómo se toma ella estas tareas?
Según el día. Algunas las hace de forma automática y sin problemas. Otras, por fáciles que sean, le causan fastidio y gasta mucha energía resisitiéndose a llevarlas a cabo, como por ejemplo hacerse la cama, que es una batalla diaria. Digo yo que sería más rápido hacerla en un pis pas y todos felices, pero no, se pasa media hora lamentandose y quejandose de que la tenemos esclavizada. A menudo me siento tentada de hacerle la cama yo y ahorrarme el dramón, pero a la larga sería peor.
Otras veces se muestra colaboradora y feliz, y es un placer hacer cosas con ella; las dos lo pasamos bien y encima vamos adelantando tareas mientras charlamos.
En general, creo que es bueno para los niños tener la responsabilidad de llevar a cabo algunas tareas en el hogar. El papel de los padres, en mi opinión, es variado. En primer lugar hay que decidir qué tareas se les piden a los hijos, y a qué edad. Esto dependerá de cada niño y de cada familia.
Los padres también debemos sabermantenernos firme ante la rebeldía, porque si cedemos a un drama por no hacerse la cama, sentamos precedente. A ver, no pasa nada si un día mi hija no se hace la cama, pero no puedo permitir que utilice malos modos para librarse de hacer estas cosas por sistema.
La clave está en el diálogo. A esta edad ya pueden razonar bien, pueden entender que un hogar es una pequeña sociedad en la que cada cual tiene su papel. Yo a mi hija le digo a menudo que un bebé grita y llora porque no sabe expresarse de otro modo, pero que los niños mayores deben usar las palabras.
Y sí, hay que hablar mucho para enseñarles a gestionar sus emociones. Hablar es importante, porque como dice Shrek, "mejor fuera que dentro", y creo que es más fácil explotar si uno se guarda cosas. Sé que esto va para largo; mientras tanto, mi tarea como madre es tener mucha paciencia, darle un buen ejemplo de comportamiento, y acompañarla en el proceso. Es más fácil decirlo que hacerlo, pero lo hago lo mejor que sé.
¿Cómo os organizáis en casa? ¿Los niños tienen alguna pequeña responsabilidad para echar una mano con las tareas domésticas? Y vosotr@s en su día, ¿ayudabais también en casa?