Iván Rilski, san Juan de Rila, es con toda seguridad el santo más venerado de Bulgaria desde hace más de diez siglos (mil años, que se dice pronto).
Dudo que haya un solo búlgaro, religioso o no, que no conozca y respete la figura de Ivan Rilski. Por toda Bulgaria miles de personas, instituciones, organizaciones, escuelas e iglesias llevan su nombre, y su rostro aparece en infinidad de iconos, murales, y hasta en la moneda nacional.
¿QUIÉN FUE IVÁN RILSKI, Y POR QUÉ SE LE RECUERDA MIL AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE?
Iván Rilski era un monje que vivía como ermitaño en una cueva en el corazón de los montes de Rila, allá por el siglo IX. Como cualquier ermitaño, su objetivo era vivir aislado de la sociedad para concentrarse en Dios, ayunando y rezando.
San Juan de Rila era de buena familia y estaba en una posición económica desahogada, con lo que hacerse ermitaño en su caso tiene aún más mérito. De hecho, se le considera el primer ermitaño de Bulgaria (aunque es difícil de contrastar, ya que en esa época no había ningún Excel de ermitaños registrados).
Imagino que no había nada más lejos de su intención que hacerse famoso, pero resulta que cuando llevaba ya varios años viviendo solo en su cueva del bosque, el buen hombre empezó a obrar milagros y la noticia pronto se extendió por el país entero. En seguida se ganó el apodo de El Milagroso.
La cosa empezó de forma casual con un pastor, una de las pocas personas que había en la zona donde se había establecido el bueno de Iván. Al parecer el pastor le visitaba de vez en cuando para intercambiar hierbas y frutos del bosque por leche y queso, un trueque conveniente para ambos.
Un día se quejó de dolor crónico de espalda, Iván se puso a rezar mientras su amigo se echaba una siesta, y al día siguiente, ¡milagro!, el pastor estaba curado.
La noticia corrió como la pólvora (y eso que entonces no había redes sociales), y antes de darse cuenta Iván Rilski empezó a recibir un aluvión de visitas de ricos y pobres de toda Bulgaria y hasta de los países vecinos.
Recordemos que era un ermitaño y que lo que quería el pobre hombre era vivir aislado de la sociedad, completamente solo, para concentrarse en rezar y en alcanzar la perfección espiritual. Y de golpe, sin comerlo ni beberlo, se encontró con que era más popular que Elvis Presley, con multitud de fans, y que su antaño tranquilo bosque estaba más concurrido que un concierto del susodicho.
Iván Rilski debía tener mucha personalidad, porque supo gestionar muy bien esa inesperada “invasión” y no se dejó avasallar. Para empezar, no permitió que ninguno de sus nuevos seguidores se fuera a vivir ahí con él. Siguió curando a los enfermos que acudían a verle, pero no aceptaba ofrendas ni regalos, excepto lo mínimo que necesitaba para vivir.
Tampoco quería nada de los ricos y poderosos: se cuenta que una vez el zar Petar I quiso ir a verle, pero Iván se negó. Aceptó solamente subir de noche a la cumbre de la montaña y hacer señales con una antorcha al rey, que se encontraba en el pico de enfrente.
El zar se lo podía haber tomado mal, porque había recorrido todo el país para verle (había viajado desde Veliki Preslav, la capital de entonces, situada en la otra punta de Bulgaria), pero parece que la negativa de Iván Rilski a recibirle no hizo sino acrecentar su respeto por él.
DESPUÉS DE SU MUERTE:
Iván Rilski falleció en el año 946, a los 70 años (una edad venerable para esa época), en el monasterio que había fundado en Rila.
Tras su muerte, seguro que su alma entró en el Paraíso por la puerta grande, pero sus restos mortales tardaron un poco en encontrar algo de paz, ya que pasaron siglos siendo llevados de arriba a abajo.
Resulta que, por intervención divina, cuando murió, el cuerpo de san Juan de Rila quedó incorrupto, no se descompuso como es lo normal. Por eso a la muerte del santo la llaman “Dormición”.
Y lo más importante es que su cuerpo incorrupto obraba milagros y tenía poderes curativos, igual que en vida del santo; por eso mucha gente codiciaba sus restos.
Primero el zar Petar I se los llevó a Sofía. Luego, en 1183, el rey húngaro Bela III conquistó Sofía y se llevó los restos del santo como parte del botín.
Cuatro años más tarde fueron devueltos a Sofía, porque al parecer un obispo húngaro se quedó mudo (mudo de verdad, no de no saber qué decir) al comentar en voz alta que no le sonaba de nada el nombre del santo. Los húngaros se quedaron impresionados (por no decir otra cosa) y devolvieron a toda prisa los restos de Iván Rilski.
(No os preocupéis por el pobre obispo; parece que le volvió la voz tras rezarle al santo. Pero menudo susto debió llevarse).
Una vez en Bulgaria, el zar Iván Asén llevó los restos del santo a la capital de entonces, Veliko Tarnovo. A mediados del siglo XV, en pleno dominio otomano volvieron a Sofía, y al cabo de poco los monjes del monasterio de Rila pudieron finalmente recuperar los restos mortales de su fundador.
Y así, 500 años después de su muerte, el cuerpo de San Juan de Rila obtuvo por fin su merecido reposo.
SAN JUAN DE RILA EN LA ACTUALIDAD:
SU CUERPO: Se conserva en la iglesia del monasterio de Rila y solamente se expone en ocasiones especiales.
SU NOMBRE: actualmente Iván es el 2º nombre más popular de Bulgaria (solo por detrás de Gueorgui) y se calcula que cerca de 200.000 búlgaros (de una población de 7 millones) se llaman Iván, Ivanka o derivados.
También llevan el nombre "Iván Rilski" un sinnúmero de escuelas, iglesias e instituciones de toda Bulgaria.
SU IMAGEN:El rostro de Iván Rilski aparece en el anverso de las monedas de 1 lev, y hasta hace unos años, también en el billete equivalente (que ya está fuera de circulación). Y por supuesto, en infinidad de iconos y murales en todo el país.
> (Lee más: "Los búlgaros de los billetes: quiénes son y por qué ilustran la moneda nacional").
SU LEGADO:El monasterio de Rila es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y probablemente el lugar turístico y de peregrinación más importante de Bulgaria. No solo es una obra de arte en sí mismo, sino también un monumento histórico, y tuvo un papel muy importante durante el dominio otomano.
San Juan de Rila es santo patrón de Bulgaria y protector celestial de los búlgaros, y su fiesta se celebra el 19 de octubre (no confundir con el día de la Dormición de san Juan de Rila, el 18 de agosto). También es patrón de los mineros y de los geólogos.
Como se le canonizó antes del Cisma de la Iglesia, que la separó en Ortodoxa y Católica, actualmente es santo en ambas confesiones cristianas.
Y así es como Iván Rilski, un humilde ermitaño, acabó siendo el santo más venerado de Bulgaria y patrón del país durante un milenio, hasta el día de hoy. Otro día escribiré sobre el monasterio de Rila, que es un lugar impresionante con mucha historia, y se merece un post para él solo.
Fuentes:
http://www.pravoslavieto.com
Museo del Monasterio de Rila
Dudo que haya un solo búlgaro, religioso o no, que no conozca y respete la figura de Ivan Rilski. Por toda Bulgaria miles de personas, instituciones, organizaciones, escuelas e iglesias llevan su nombre, y su rostro aparece en infinidad de iconos, murales, y hasta en la moneda nacional.
¿QUIÉN FUE IVÁN RILSKI, Y POR QUÉ SE LE RECUERDA MIL AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE?
Iván Rilski era un monje que vivía como ermitaño en una cueva en el corazón de los montes de Rila, allá por el siglo IX. Como cualquier ermitaño, su objetivo era vivir aislado de la sociedad para concentrarse en Dios, ayunando y rezando.
San Juan de Rila era de buena familia y estaba en una posición económica desahogada, con lo que hacerse ermitaño en su caso tiene aún más mérito. De hecho, se le considera el primer ermitaño de Bulgaria (aunque es difícil de contrastar, ya que en esa época no había ningún Excel de ermitaños registrados).
Imagino que no había nada más lejos de su intención que hacerse famoso, pero resulta que cuando llevaba ya varios años viviendo solo en su cueva del bosque, el buen hombre empezó a obrar milagros y la noticia pronto se extendió por el país entero. En seguida se ganó el apodo de El Milagroso.
La cosa empezó de forma casual con un pastor, una de las pocas personas que había en la zona donde se había establecido el bueno de Iván. Al parecer el pastor le visitaba de vez en cuando para intercambiar hierbas y frutos del bosque por leche y queso, un trueque conveniente para ambos.
Un día se quejó de dolor crónico de espalda, Iván se puso a rezar mientras su amigo se echaba una siesta, y al día siguiente, ¡milagro!, el pastor estaba curado.
La noticia corrió como la pólvora (y eso que entonces no había redes sociales), y antes de darse cuenta Iván Rilski empezó a recibir un aluvión de visitas de ricos y pobres de toda Bulgaria y hasta de los países vecinos.
Recordemos que era un ermitaño y que lo que quería el pobre hombre era vivir aislado de la sociedad, completamente solo, para concentrarse en rezar y en alcanzar la perfección espiritual. Y de golpe, sin comerlo ni beberlo, se encontró con que era más popular que Elvis Presley, con multitud de fans, y que su antaño tranquilo bosque estaba más concurrido que un concierto del susodicho.
Iván Rilski debía tener mucha personalidad, porque supo gestionar muy bien esa inesperada “invasión” y no se dejó avasallar. Para empezar, no permitió que ninguno de sus nuevos seguidores se fuera a vivir ahí con él. Siguió curando a los enfermos que acudían a verle, pero no aceptaba ofrendas ni regalos, excepto lo mínimo que necesitaba para vivir.
Tampoco quería nada de los ricos y poderosos: se cuenta que una vez el zar Petar I quiso ir a verle, pero Iván se negó. Aceptó solamente subir de noche a la cumbre de la montaña y hacer señales con una antorcha al rey, que se encontraba en el pico de enfrente.
El zar se lo podía haber tomado mal, porque había recorrido todo el país para verle (había viajado desde Veliki Preslav, la capital de entonces, situada en la otra punta de Bulgaria), pero parece que la negativa de Iván Rilski a recibirle no hizo sino acrecentar su respeto por él.
DESPUÉS DE SU MUERTE:
Iván Rilski falleció en el año 946, a los 70 años (una edad venerable para esa época), en el monasterio que había fundado en Rila.
Tras su muerte, seguro que su alma entró en el Paraíso por la puerta grande, pero sus restos mortales tardaron un poco en encontrar algo de paz, ya que pasaron siglos siendo llevados de arriba a abajo.
Resulta que, por intervención divina, cuando murió, el cuerpo de san Juan de Rila quedó incorrupto, no se descompuso como es lo normal. Por eso a la muerte del santo la llaman “Dormición”.
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"La Dormición de San Juan de Rila", fresco del monasterio de Rila |
Y lo más importante es que su cuerpo incorrupto obraba milagros y tenía poderes curativos, igual que en vida del santo; por eso mucha gente codiciaba sus restos.
Primero el zar Petar I se los llevó a Sofía. Luego, en 1183, el rey húngaro Bela III conquistó Sofía y se llevó los restos del santo como parte del botín.
Cuatro años más tarde fueron devueltos a Sofía, porque al parecer un obispo húngaro se quedó mudo (mudo de verdad, no de no saber qué decir) al comentar en voz alta que no le sonaba de nada el nombre del santo. Los húngaros se quedaron impresionados (por no decir otra cosa) y devolvieron a toda prisa los restos de Iván Rilski.
(No os preocupéis por el pobre obispo; parece que le volvió la voz tras rezarle al santo. Pero menudo susto debió llevarse).
Una vez en Bulgaria, el zar Iván Asén llevó los restos del santo a la capital de entonces, Veliko Tarnovo. A mediados del siglo XV, en pleno dominio otomano volvieron a Sofía, y al cabo de poco los monjes del monasterio de Rila pudieron finalmente recuperar los restos mortales de su fundador.
Y así, 500 años después de su muerte, el cuerpo de San Juan de Rila obtuvo por fin su merecido reposo.
SAN JUAN DE RILA EN LA ACTUALIDAD:
SU CUERPO: Se conserva en la iglesia del monasterio de Rila y solamente se expone en ocasiones especiales.
SU NOMBRE: actualmente Iván es el 2º nombre más popular de Bulgaria (solo por detrás de Gueorgui) y se calcula que cerca de 200.000 búlgaros (de una población de 7 millones) se llaman Iván, Ivanka o derivados.
También llevan el nombre "Iván Rilski" un sinnúmero de escuelas, iglesias e instituciones de toda Bulgaria.
SU IMAGEN:El rostro de Iván Rilski aparece en el anverso de las monedas de 1 lev, y hasta hace unos años, también en el billete equivalente (que ya está fuera de circulación). Y por supuesto, en infinidad de iconos y murales en todo el país.
> (Lee más: "Los búlgaros de los billetes: quiénes son y por qué ilustran la moneda nacional").
SU LEGADO:El monasterio de Rila es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y probablemente el lugar turístico y de peregrinación más importante de Bulgaria. No solo es una obra de arte en sí mismo, sino también un monumento histórico, y tuvo un papel muy importante durante el dominio otomano.
San Juan de Rila es santo patrón de Bulgaria y protector celestial de los búlgaros, y su fiesta se celebra el 19 de octubre (no confundir con el día de la Dormición de san Juan de Rila, el 18 de agosto). También es patrón de los mineros y de los geólogos.
Como se le canonizó antes del Cisma de la Iglesia, que la separó en Ortodoxa y Católica, actualmente es santo en ambas confesiones cristianas.
Y así es como Iván Rilski, un humilde ermitaño, acabó siendo el santo más venerado de Bulgaria y patrón del país durante un milenio, hasta el día de hoy. Otro día escribiré sobre el monasterio de Rila, que es un lugar impresionante con mucha historia, y se merece un post para él solo.
Fuentes:
http://www.pravoslavieto.com
Museo del Monasterio de Rila