Hace unas semanas tuve ocasión de conocer a alguien a quien llevaba años soñando entrevistar, pero nunca pensé que algún día podría hacerlo. Alguien que tiene que ver tanto con España como con Bulgaria. Y os lo voy a contar porque también tiene mucho que ver con el tema de este blog y ya he escrito antes sobre él.
Se trata de Simeón de Bulgaria, también conocido como Simeón II o Simeón de Sajonia-Coburgo-Gotha: el último rey de este país.
Soy consciente de que al ser un político habrá a quien no le guste, pero os pediría que si comentáis abajo lo hagáis con educación. Os voy a contar algo que para mi fue una experiencia inolvidable, al margen de política, y si a algunos no os interesa simplemente podéis optar por no seguir leyendo.
Os preguntaréis por qué digo "rey" Simeón, si Bulgaria es una República. En realidad Simeón II nunca ha abdicado, y aunque nunca haya ejercido como rey, sigue teniendo el tratamiento de Su Majestad. De todos modos él mismo me dijo que ahora que Bulgaria es una República, él la apoya por completo (ha sido incluso Primer Ministro) y no tiene intención alguna de reclamar el trono. Un caso realmente excepcional, en mi opinión.
Si os interesa saber más sobre su persona, podéis leer mi postdel año pasado"Simeón de Bulgaria, el rey que nunca reinó", en el que resumo quién es, qué tiene que ver con España, y por qué es tan relevante. Una vida singular, sin duda, con una infancia realmente accidentada y un destino curioso.
Volviendo a mi entrevista con él, no vayáis a pensar que me codeo con la realeza. Fue todo un cúmulo de casualidades y amabilidad de terceros. Todo empezó un día que fui a cubrir una exposición para Radio Bulgaria. Me habían pedido que entrevistara al Embajador español, y por suerte le intercepté cuando aún había poca gente y me concedió la entrevista.
Al terminar se me ocurrió preguntarle si podría ayudarme a hablar con Simeón, porque sé que se conocen. Ahí, improvisando. Y resulta que me dijo que sí. Me puso en contacto con el personal de la Embajada, y antes de darme cuenta tenía al teléfono a la secretaria de Su Majestad, citandome en Vrana al cabo de dos días.
Tardé unos segundos en darme cuenta que Vrana es ¡el Palacio de Vrana! Un pequeño palacio a las afueras de Sofía, residencia habitual de la familia real desde hace más de un siglo.
Entendedme, sé que los títulos y los palacios no hacen a unas personas mejores que otras, pero ¿cómo os sentiríais entrevistando a un rey en su palacio? No soy de piedra, y además la figura del rey Simeón y su labor siempre me han parecido muy interesantes. Si recordáis, cuando el año pasado escribí sobre él en el blog, dije que me encantaría conocerle pero que no pensaba que fuera posible nunca.
A medida que el coche se adentraba en el camino principal de los jardines de Vrana me iba maravillando más y más. Son unos jardines espléndidos, con mucho verde y pequeños caminos que serpentean entre árboles altísimos. La mayor parte de los terrenos de Vrana son zona pública y se puede ir los fines de semana.
Lo que más me gustó de los jardines de Vrana es que a pesar de estar muy bien cuidados, tienen un punto asalvajado que me encanta. No me gustan los jardines en los que todo está podado al milímetro, prefiero ver unas ramas más largas que otras, hojas por el suelo...
Costó un poco encontrar el palacio entre tanto verde, pero al final llegamos. No parece un palacio como los de los cuentos Disney; se trata de una construcción de aspecto vetusto, elegante pero nada ostentosa en comparación con otras residencias reales europeas.
Vrana pertenecía originalmente a un ciudadano búlgaro adinerado hasta que en 1899 el príncipe Ferdinand (abuelo de Simeón II) lo adquirió para su familia. La villa de dos plantas es una mezcla de arquitectura austríaca y búlgara (estilo barroco de Plovdiv mezclado con elementos decorativos vieneses). La familia vive en un ala del palacio y el resto es un museo público.
En la entrada me esperaba el secretario de Su Majestad, que estuvo dandome conversación hasta que salieron unos diplomáticos chinos con los que estaba reunido Simeón. Intercambiamos tarjetas de visita, y va y me dice ¡Este dibujo lo conozco de Facebook! Se refería al dibujo de la cabecera del blog. Cómo no, había estudiado español. Si es que el dominio que tienen los búlgaros de los idiomas...
Al cabo de un rato me hizo entrar y POR FIN conocí a Simeón de Bulgaria. Por si os lo estáis preguntando, el tratamiento es Su Majestad o Señor, y después de estrecharme la mano me hizo pasar a un salón pequeño. Paredes de caoba, pequeños sofás, alfombras tupidas, fotos familiares... Muy acogedor. Pero las paredes de madera, aunque imagino que ayudan a mantener el calor en invierno, crean un ambiente bastante oscuro.
Al principio estaba nerviosa, pero tiene unos ojos azules muy cálidos y una forma de ser realmente agradable, de modo que en seguida me sentí mejor. Eso sí, estoy casi segura de que cuando hace falta puede ser muy autoritario.
Me habían dado a elegir entre español y búlgaro para entrevistarle. Él habla con fluidez varios idiomas y empezamos hablando en búlgaro, pero luego pasamos al castellano porque sinceramente, mi búlgaro no es ni de lejos tan bueno como su español. Pensad que ha vivido 50 años en España.
Nos sentamos y primero vino alguien a traernos bebidas. Luego me ofreció bombones, pero no cogí ninguno porque sólo me habría faltado hablar con la boca llena.
Me dijo que vive en Bulgaria desde el año 2000 y que viaja a España un par de veces al año, pero que es complicado reunir a toda la familia. Sus hijos están repartidos por varios países y además añadió con orgullo que sus nietos muy estudiosos (para saber más sobre su familia, os remito de nuevo a mi artículo del año pasado).
Como casi cualquier persona que vive lejos de su familia hoy en día, yo incluida, habla con ellos por Whatsapp. ¡Vivan las tecnologías modernas!
Al final me habló de su autobiografía, titulada Un Destino Singular (ediciones Nobel). Ya se publicó en Francia, Bulgaria y otros países, y este mes de junio se ha publicado en España también. Será interesante leerla, además no está en orden cronológico ya que empieza con su nombramiento como Primer Ministro en 2001.
Hace unos días presentó su libro en Madrid, acompañado por su gran amigo don Juan Carlos. En teoría ya está a la venta, aunque el día antes de volver a Bulgaria lo estuve buscando en librerías de Barcelona y aún no lo tenían. Menos mal que existe Amazon.
Pensar las preguntas para la entrevista fue un buen quebradero de cabeza, porque a lo largo de su vida ya le han preguntado todo, y yo no quería centrarme en su vida política (aunque la toqué de pasada) ni ponerme a hurgar demasiado en su vida personal. Eso sí, fue inevitable preguntarle por las cinco K (todos los nombres de sus hijos empiezan por K), sus años en España y su época de Primer Ministro.
La verdad es que si la entrevista hubiera sido para este blog las preguntas habrían sido bastante distintas, pero habrían estado fuera de lugar. No se puede ir a casa de alguien y hacerle un interrogatorio exhaustivo, sea quien sea.
El contenido de la entrevista es una exclusiva de Radio Bulgaria, cuando esté publicada ya pondré el enlace. Pero puedo adelantaros (redoble de tambores) que su plato búlgaro favorito son ¡las alubias! :)
Cuando ya me iba, Simeón me enseñó un enorme icono ortodoxo que le acababa de regalar algún diplomático ruso. Una auténtica obra de arte, hasta la caja era una maravilla, forrada de terciopelo y con incrustaciones de colores. Los iconos ortodoxos me gustan mucho, tengo varios en casa (aunque más sencillos que ese, por supuesto).
Me pude controlar y no le pedí un selfie ni un autógrafo, pero más por corrección que por falta de ganas. Creo que habría estado un poco fuera de lugar...
Al salir me esperaba mi marido (que por dos minutos se quedó sin conocer a Simeón) y estuvimos paseando un rato por los jardines de Vrana. Una maravilla, si tenéis ocasión de ir, aprovechad, porque son de acceso público (si os interesa, se puede reservar aquí). Hay varios lagos, un invernadero e incluso establos, pero al parecer vacíos hace tiempo. No podría asegurarlo porque había perros y no me acerqué.
En general, aunque obviamente no se puede juzgar a nadie por una hora de charla, Simeón me pareció un señor encantador, muy cabal y con los pies en el suelo. También muy trabajador, porque podría haberse retirado hace años y sin embargo ahí está, trabajando a sus casi 80 años y recibiendo gente en días festivos.
Personalmente yo le llamo rey porque soy monárquica y porque conociendo su historia sí creo que es un rey sin trono, aunque él se haya adaptado a las circunstancias y nunca haya tenido la intención de recuperarlo. Pero es sólo mi opinión, cada uno puede llamarle como quiera, y no hace falta pensar igual que alguien para respetarle.
Un agradecimiento especial al señor Embajador y al personal de la embajada española en Bulgaria por hacer posible el encuentro. También a Radio Bulgaria, porque ir de su parte fue determinante para ello. Y por supuesto al rey, por recibirme un día de fiesta y por no reírse cuando vio mi cara de novata. :)
Ya sé que al ser un político y debido a su historia y a sus excepcionales circunstancias, Simeón de Bulgaria tiene tanto partidarios como detractores, pero recordad que todos los comentarios son bienvenidos en este blog, siempre que se expresen con educación.
¿Conocíais la figura de Simeón de Bulgaria? ¿Qué le preguntaríais si tuvierais la ocasión?
Se trata de Simeón de Bulgaria, también conocido como Simeón II o Simeón de Sajonia-Coburgo-Gotha: el último rey de este país.
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Imagen cedida por la Casa Real |
Soy consciente de que al ser un político habrá a quien no le guste, pero os pediría que si comentáis abajo lo hagáis con educación. Os voy a contar algo que para mi fue una experiencia inolvidable, al margen de política, y si a algunos no os interesa simplemente podéis optar por no seguir leyendo.
Os preguntaréis por qué digo "rey" Simeón, si Bulgaria es una República. En realidad Simeón II nunca ha abdicado, y aunque nunca haya ejercido como rey, sigue teniendo el tratamiento de Su Majestad. De todos modos él mismo me dijo que ahora que Bulgaria es una República, él la apoya por completo (ha sido incluso Primer Ministro) y no tiene intención alguna de reclamar el trono. Un caso realmente excepcional, en mi opinión.
Si os interesa saber más sobre su persona, podéis leer mi postdel año pasado"Simeón de Bulgaria, el rey que nunca reinó", en el que resumo quién es, qué tiene que ver con España, y por qué es tan relevante. Una vida singular, sin duda, con una infancia realmente accidentada y un destino curioso.
Volviendo a mi entrevista con él, no vayáis a pensar que me codeo con la realeza. Fue todo un cúmulo de casualidades y amabilidad de terceros. Todo empezó un día que fui a cubrir una exposición para Radio Bulgaria. Me habían pedido que entrevistara al Embajador español, y por suerte le intercepté cuando aún había poca gente y me concedió la entrevista.
Al terminar se me ocurrió preguntarle si podría ayudarme a hablar con Simeón, porque sé que se conocen. Ahí, improvisando. Y resulta que me dijo que sí. Me puso en contacto con el personal de la Embajada, y antes de darme cuenta tenía al teléfono a la secretaria de Su Majestad, citandome en Vrana al cabo de dos días.
Tardé unos segundos en darme cuenta que Vrana es ¡el Palacio de Vrana! Un pequeño palacio a las afueras de Sofía, residencia habitual de la familia real desde hace más de un siglo.
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Vista lateral del Palacio de Vrana |
Entendedme, sé que los títulos y los palacios no hacen a unas personas mejores que otras, pero ¿cómo os sentiríais entrevistando a un rey en su palacio? No soy de piedra, y además la figura del rey Simeón y su labor siempre me han parecido muy interesantes. Si recordáis, cuando el año pasado escribí sobre él en el blog, dije que me encantaría conocerle pero que no pensaba que fuera posible nunca.
A medida que el coche se adentraba en el camino principal de los jardines de Vrana me iba maravillando más y más. Son unos jardines espléndidos, con mucho verde y pequeños caminos que serpentean entre árboles altísimos. La mayor parte de los terrenos de Vrana son zona pública y se puede ir los fines de semana.
Lo que más me gustó de los jardines de Vrana es que a pesar de estar muy bien cuidados, tienen un punto asalvajado que me encanta. No me gustan los jardines en los que todo está podado al milímetro, prefiero ver unas ramas más largas que otras, hojas por el suelo...
Costó un poco encontrar el palacio entre tanto verde, pero al final llegamos. No parece un palacio como los de los cuentos Disney; se trata de una construcción de aspecto vetusto, elegante pero nada ostentosa en comparación con otras residencias reales europeas.
Vrana pertenecía originalmente a un ciudadano búlgaro adinerado hasta que en 1899 el príncipe Ferdinand (abuelo de Simeón II) lo adquirió para su familia. La villa de dos plantas es una mezcla de arquitectura austríaca y búlgara (estilo barroco de Plovdiv mezclado con elementos decorativos vieneses). La familia vive en un ala del palacio y el resto es un museo público.
En la entrada me esperaba el secretario de Su Majestad, que estuvo dandome conversación hasta que salieron unos diplomáticos chinos con los que estaba reunido Simeón. Intercambiamos tarjetas de visita, y va y me dice ¡Este dibujo lo conozco de Facebook! Se refería al dibujo de la cabecera del blog. Cómo no, había estudiado español. Si es que el dominio que tienen los búlgaros de los idiomas...
Al cabo de un rato me hizo entrar y POR FIN conocí a Simeón de Bulgaria. Por si os lo estáis preguntando, el tratamiento es Su Majestad o Señor, y después de estrecharme la mano me hizo pasar a un salón pequeño. Paredes de caoba, pequeños sofás, alfombras tupidas, fotos familiares... Muy acogedor. Pero las paredes de madera, aunque imagino que ayudan a mantener el calor en invierno, crean un ambiente bastante oscuro.
Al principio estaba nerviosa, pero tiene unos ojos azules muy cálidos y una forma de ser realmente agradable, de modo que en seguida me sentí mejor. Eso sí, estoy casi segura de que cuando hace falta puede ser muy autoritario.
Me habían dado a elegir entre español y búlgaro para entrevistarle. Él habla con fluidez varios idiomas y empezamos hablando en búlgaro, pero luego pasamos al castellano porque sinceramente, mi búlgaro no es ni de lejos tan bueno como su español. Pensad que ha vivido 50 años en España.
Nos sentamos y primero vino alguien a traernos bebidas. Luego me ofreció bombones, pero no cogí ninguno porque sólo me habría faltado hablar con la boca llena.
Me dijo que vive en Bulgaria desde el año 2000 y que viaja a España un par de veces al año, pero que es complicado reunir a toda la familia. Sus hijos están repartidos por varios países y además añadió con orgullo que sus nietos muy estudiosos (para saber más sobre su familia, os remito de nuevo a mi artículo del año pasado).
Como casi cualquier persona que vive lejos de su familia hoy en día, yo incluida, habla con ellos por Whatsapp. ¡Vivan las tecnologías modernas!
Al final me habló de su autobiografía, titulada Un Destino Singular (ediciones Nobel). Ya se publicó en Francia, Bulgaria y otros países, y este mes de junio se ha publicado en España también. Será interesante leerla, además no está en orden cronológico ya que empieza con su nombramiento como Primer Ministro en 2001.
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Simeón de Bulgaria y su esposa, Margarita Gómez-Acebo, en la presentación del libro con don Juan Carlos y doña Sofía. (Imagen: El Mundo). |
Hace unos días presentó su libro en Madrid, acompañado por su gran amigo don Juan Carlos. En teoría ya está a la venta, aunque el día antes de volver a Bulgaria lo estuve buscando en librerías de Barcelona y aún no lo tenían. Menos mal que existe Amazon.
Pensar las preguntas para la entrevista fue un buen quebradero de cabeza, porque a lo largo de su vida ya le han preguntado todo, y yo no quería centrarme en su vida política (aunque la toqué de pasada) ni ponerme a hurgar demasiado en su vida personal. Eso sí, fue inevitable preguntarle por las cinco K (todos los nombres de sus hijos empiezan por K), sus años en España y su época de Primer Ministro.
La verdad es que si la entrevista hubiera sido para este blog las preguntas habrían sido bastante distintas, pero habrían estado fuera de lugar. No se puede ir a casa de alguien y hacerle un interrogatorio exhaustivo, sea quien sea.
El contenido de la entrevista es una exclusiva de Radio Bulgaria, cuando esté publicada ya pondré el enlace. Pero puedo adelantaros (redoble de tambores) que su plato búlgaro favorito son ¡las alubias! :)
Cuando ya me iba, Simeón me enseñó un enorme icono ortodoxo que le acababa de regalar algún diplomático ruso. Una auténtica obra de arte, hasta la caja era una maravilla, forrada de terciopelo y con incrustaciones de colores. Los iconos ortodoxos me gustan mucho, tengo varios en casa (aunque más sencillos que ese, por supuesto).
Me pude controlar y no le pedí un selfie ni un autógrafo, pero más por corrección que por falta de ganas. Creo que habría estado un poco fuera de lugar...
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En general, aunque obviamente no se puede juzgar a nadie por una hora de charla, Simeón me pareció un señor encantador, muy cabal y con los pies en el suelo. También muy trabajador, porque podría haberse retirado hace años y sin embargo ahí está, trabajando a sus casi 80 años y recibiendo gente en días festivos.
Personalmente yo le llamo rey porque soy monárquica y porque conociendo su historia sí creo que es un rey sin trono, aunque él se haya adaptado a las circunstancias y nunca haya tenido la intención de recuperarlo. Pero es sólo mi opinión, cada uno puede llamarle como quiera, y no hace falta pensar igual que alguien para respetarle.
Un agradecimiento especial al señor Embajador y al personal de la embajada española en Bulgaria por hacer posible el encuentro. También a Radio Bulgaria, porque ir de su parte fue determinante para ello. Y por supuesto al rey, por recibirme un día de fiesta y por no reírse cuando vio mi cara de novata. :)
Ya sé que al ser un político y debido a su historia y a sus excepcionales circunstancias, Simeón de Bulgaria tiene tanto partidarios como detractores, pero recordad que todos los comentarios son bienvenidos en este blog, siempre que se expresen con educación.
¿Conocíais la figura de Simeón de Bulgaria? ¿Qué le preguntaríais si tuvierais la ocasión?